Empezamos la singladura.... buscando nuestra personal ITACA... esperando un Camino lleno de aventuras, lleno de conocimientos.... Algun@s mariner@s me han acompañado en anteriores e inolvidables travesías... pero esta vez navegaré en solitario... experimentado lo que significa el viaje hacia ITACA ...

sábado, 9 de agosto de 2014

ETAPA 7: SAMOS - VENTAS DE NARÓN

Día 07/06/2014. Sábado.

Me despierto sobre las 7.30. Estoy dolorido por todo el cuerpo y me molesta especialmente la mano derecha. No está rota (a menos que sea una fisura) y conserva su movilidad, pero según que movimientos me los impide el dolor. Supongo que será una distensión ligamentosa y un hematoma. Rutinas de rigor, Ibuprofeno y bajo a desayunar al bar de anoche. Una tostada, café con leche y zumo me clavan 8 €. Vaya, vaya... si lo sé pregunto el precio antes. 

A las 9.00 (antes está cerrado) cojo la bolsa con los enseres de los que me quiero desprender y me voy andando hasta correos. Un paseo de 5 minutos por la calle principal. Una señorita muy amable me informa de que es muy habitual. Me ofrece una caja de esas verdes y lo meto todo dentro. Solo pesa 2 kg. 300 gr. caja incluida... en fin, menos es nada.

Vuelvo al albergue, subo (sin ascensor) a por las alforjas, monto la bici y me doy cuenta de que hay más daños no detectados ayer. Había instalado un muelle específico para que mantenga la rueda delantera alineada con el cuadro y así evitar que la bici se caiga debido al peso de la bolsa del manillar que inclina bruscamente la rueda. Esta roto totalmente. Lo quito y lo tiro. Ahora tendré que dejar la bici sobre el caballete con más cuidado. También la cubierta delantera tiene un bollo lateral del tamaño de una nuez. Chungo.... supongo que se debió a algún llantazo con las inpracticables piedras de la etapa de ayer. Me pararé en el primer taller que encuentre. Me fastidia porque es una Schwalbe Marathon Tour nueva para el Camino... pero que le voy a hacer.


Inicio el pedaleo sobre las 10 de la mañana. El día esta medio despejado, con algunas nubes negras en el cielo. Espero que no llueva. El Camino va alternando trozos asfaltados y tramos de tierra. Hasta Sarria son unos 14 km. En una de estas empieza a llover y paro en una garita de una parada de autobús a poner la funda a las alforjas y a coger el chubasquero para mi.




A los pocos minutos llegan las italianas de ayer. Una de ellas se ha caído y han roto el cambio trasero. Van despacito y buscando un taller. Les comento que hasta Sarria no encontrarán nada. Resignadas siguen camino y ahora llega un bicigrino con remolque y una bandera mejicana. Se para. Se llama Hugo. Viene desde París en bici, junto a un guía que va muy por delante. Tiene unos 50 años y pasa los 100 kg. Está muy cansado... sobre todo de su guía. Nos deseamos "buen camino" y le dejo en la garita. 





Es un sube y baja constante. Los tramos que no son de asfalto son preciosos. Llueve y sale el sol... varias veces... es Galicia. 

Llego a Sarria y busco un taller. Lo encuentro en el mismo Camino... y a las italianas otra vez. Se están planteando comprar una MTB de carbono... Le pido al dueño que me eche un ojo a la cubierta. Me dice que está irrecuperable y que hay que cambiarla. ¿Puede aguantar hasta Santiago? le pregunto...depende...me contesta... Bueno, ¿si o no?... sí.. o a lo mejor no... se puede romper en esa esquina (señalando con el dedo) o puede durarte 2 años. Decido arriesgarme y no cambiarla (llegó a Mallorca con ella). Me despido de las italianas que estaban negociando con unos lugareños que las guiasen parte del Camino... no las volví a ver.

A partir de Sarria el Camino se vuelve totalmente intransitable. Hay peregrinos a manta. Es excesivo. Las dificultades propias del Camino (subidas, piedras, barro, etc.) tienes que multiplicarlas porque cuando las afrontas tienes que ir esquivando peregrinos o parándote para no atropellar a nadie. Yo entiendo que los peregrinos de a pie tienen preferencia, pero de ahí a que cuando te ven llegar, les avisas, les tocas el timbre (en este orden), se giran, te ven y deciden ir en fila de dos o tres, impidiéndote el paso hasta que te bajas de la bici y les adelantas andando.... hay un abismo. He notado una diferencias abismal en el tipo de peregrino que topé en el 2010 y el de este año. Lo comenté con algunos encargados de albergues, hostales o bares y coincidieron conmigo. El espíritu del Camino se está casi perdiendo y el nivel de educación de los peregrinos está disminuyendo.

Total, el tramo entre Sarria y Portomarín tiene unas subidas que, con todas las circunstancias descritas, te obligan a echar pie a tierra y empujar. El paisaje espectacular, pero algunos tramos del Camino totalmente inciclables para una e-bike cargada de 50 kg.





Tanto es así que en una de estas noto un ruido de traqueteo en la parte de las alforjas. Me paro y observo que no se ha roto nada (más) pero que se ha perdido un tornillo de los que sujetan el transportin al cuadro. Avería menor porque llevo tornillos de repuesto, pero me obliga a desmontar fundas de lluvia y alforjas, sacar el estuche de herramientas (al fondo de un alforjas ya que lo he tenido que reubicar por la rotura tras la caída) y reponer el tornillo. Durante todo este tiempo, unos 20 minutos, habrá pasado un centenar de peregrinos y un grupo de ciclistas (sin alforjas) que iban a toda leche... pues bien, nadie, ni uno solo de ellos me ha preguntado si necesitaba ayuda.... lo dicho del espíritu del Camino.

Con el sube y baja la batería marca 3 rayas a la entrada de Portomarín.

Como ya lo conocía, para ahorrar batería decido no hacer la subida (para volver a bajar) que te lleva hasta el centro de la localidad. Paso por debajo del puente y sigo unos metros hasta encontrar el Camino nuevamente. Atravieso el río y me dirijo a afrontar las temidas cuestas de la salida de Portomarín. Efectivamente, antes de llegar a las duras, la batería dice adiós. Ha hecho 35 km. No parecía tan dura la etapa. Sin batería y empujando la bici subo las cuestas.


Justo en este punto me adelantan dos jóvenes asiáticas andando. "Buen Camino"... Me faltan 15 km. de etapa. Me armo de paciencia y a empujar. Cuando el terreno se suaviza un poco, me pongo a pedalear. Hace calor... mucho calor. Y de esta manera, un rato en bici y otro empujando llego a Gonzar y me encuentro el primer y único bar desde Portomarín. Han sido 8 km. agotadores.

Es un bar-restaurante regentado por los mismos que se encargan del albergue adyacente. Me paro, pido una caña helada y unas raciones y les pregunto si tienen algún enchufe para conectar el cargador de la batería. Me dicen que NO PUEDO ENCHUFAR EL CARGADOR... que gasta mucho. Les digo que les pago la electricidad, un poco cabreado... al final, una hija tercia en la discusión y acceden a que lo enchufe, pero no en el bar, sino en el albergue. 

Para allá que voy y busco un enchufe libre. Solo quedaba uno (había media docena en todo el albergue) en medio de un pasillo. Enchufo el cargador y la batería y me voy a comer. Si tenía dudas sobre si había acertado evitando los albergues públicos por el tema de la carga de batería y gadgets, me acaban de reafirmar en que la opción de alojamiento que he escogido para este Camino ha sido la correcta.

Mientras hago tiempo para que cargue algo la batería y apuro mis raciones, cañas y cafés con hielo, llegan las asiáticas. Se sientan conmigo y empezamos a intentar entendernos. Son de Corea del Sur y empezaron el Camino en San Jean. Tienen un libro guía coreano. Piensan llegar hasta Santiago y coger un tren hasta Lisboa, un avión hasta París y otro de vuelta a Corea. Se hacen 35-40 km diarios, y si no encuentran alojamiento donde quieren parar, siguen hasta el siguiente pueblo. Hablamos más de media hora y luego siguieron su marcha. Querían llegar a Hospital.

Apenas con una hora de recarga monto la bici y me dirijo a Ventas de Narón, donde tengo pensado alojarme. La batería no ha cargado mas que una raya (no quiero pensar que alguien la desenchufó para enchufar algo suyo), por lo que a duras penas consigo hacer 3 km. hasta que se vuelve a apagar. De Hospital a Ventas de Narón voy pedaleando sin asistencia. Dos kilómetros y poco hasta el albergue O Cruceiro. En Ventas de Narón no hay nada más. 

El albergue está bien. Las habitaciones nuevas y enormes y tienen garaje cerrado para las bicis. Bar-restaurante con menú peregrino y desayunos. Ducha, repaso a la bici, colada y unas cañas hablando con los encargados del Albergue. El cuentakilómetros de la bici sigue estropeado. A ratos ha empezado a marcar la velocidad y luego ha vuelto a pararse. Reviso el sensor y lo recoloco con un poco de cinta aislante. Le doy a la rueda y marca.... ¿funcionará bien? Mañana veremos.

Cena y a dormir. Ha sido un día duro. La mano cada vez me duele menos. El ibuprofeno hace milagros.

No puedo poner datos fiables por carecer de cuentakilómetros. La distancia total de la etapa, según la guía Eroski es de 50.5 km. La batería se ha agotado completamente a la salida de Portomarín, aproximadamente había hecho 35 km. siempre con nivel de asistencia 1 y pie a tierra en varios tramos. Un dato significativo de la dureza de los sube y baja gallegos.

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