Empezamos la singladura.... buscando nuestra personal ITACA... esperando un Camino lleno de aventuras, lleno de conocimientos.... Algun@s mariner@s me han acompañado en anteriores e inolvidables travesías... pero esta vez navegaré en solitario... experimentado lo que significa el viaje hacia ITACA ...

domingo, 17 de agosto de 2014

ETAPA 12: OLVEIROA - FISTERRA

Día 12/06/2014: Jueves.


Último día de travesía. Me despierto muy pronto, supongo que la emoción de saber que es mi última etapa, que estoy muy cerca de llegar a mi destino. Son poco más de las 7 de la mañana. Me lo tomo con calma. Preparo por última vez las engorrosas alforjas, realizo las rutinas diarias y bajo a desayunar.

Café con leche, tostadas con aceite y un zumo de naranja. Nada tiene que ver con los zumos de las naranjas de mi casa... en fin.. siempre me estoy quejando. Sin prisas, saboreando todos los pequeños rituales del último día. Pago el hostal, coloco las alforjas, bolsa del manillar... todo a punto. Ayer por la tarde hable con un joven que se acercó al hostal a tomarse un café y que suele ir en bicicleta. Me comentó que de aquí a Fisterra solo hay un tramo duro, el primero, y que después todo es bajada suave hasta el final. También me advierte que no se me ocurra ir por el Camino el primer tramo, que está intransitable para las bicis. Como suele ser que los lugareños siempre tienen razón, y mucho más cuando quién te lo comenta lo ha experimentado por si mismo, le voy a hacer caso y tiro por la carretera el primer tramo.



Subida, subida y subida hasta los aerogeneradores pasando por Logoso y Hospital. No es la subida más dura del Camino, pero se las trae. Menos mal que es cortita (6 km) y como siempre en Galicia, alterna con algunos metros de bajadas (que luego hay que volver a subir). Así se llega al desvio hacia Fisterra o Muxia.

A partir de aquí cambia por completo la etapa. Camino fácil que va descendiendo suavemente hasta el mar (con sus tramos de cuesta arriba, como no podía ser de otra manera, pero nada que ver con lo "sufrido" hasta ahora). Pistas de tierra, senderos boscosos y asfalto en descenso hasta Cee y Corcubión, donde llego a la hora de la marea baja.










Lo de las mareas es un fenómeno extraordinario para un mediterráneo como yo. Desde que vi por primera vez el efecto de una marea baja en el puerto de Lekeitio en Euskadi, no dejo de sorprenderme cada vez que observo el evento. En el Mediterráneo las mareas son apenas perceptibles, y es totalmente impensable ver un barco varado en la arena durante 6 horas. En fin, aunque conozca todos los principios científicos del fenómeno, para mí seguirá siendo un acontecimiento sorprendente.

La travesía de Corcubión no está muy bien señalizada. Las flechas amarillas de repente desaparecen y te obligan a preguntar por el Camino. Peor lo tenemos los bicigrinos, que somos llevados a calles de dirección prohibida o peatonales. Pero bueno, nada insalvable y mucho menos a estas alturas de Camino. En una de estas coincido con Luis, un bicigrino de Soria (otro) que salió de León y que ha dormido en Corcubión. Hablamos un rato mientras buscamos la salida y le dejo comprando algo para comer en el supermercado. 

Paro casi a la salida de Corcubión a tomar un pincho y una cola light. Una subida corta pero dura y vamos alternando asfalto con senderos preciosos, acercándonos al mar. 







No he insertado ningún vídeo en el blog porque la calidad de los que filmé no es muy buena, pero no me resisto a poner el siguiente, que recoge la primera imagen del cabo y faro de Fisterra, tras una exigente subida por sendero.





Las imágenes distan mucho de reflejar la belleza del paisaje. Además, el día es perfecto. Ni una nube, un sol radiante, todo favorable, no parece Galicia. La sensación es indescriptible...

Desde aquí es aconsejable ir por carretera. El tramo de Camino de descenso hasta la playa es inciclable. Piedras grandes, sueltas, surcos... tras descender un tramo tuve que volver atrás. Supongo que con una MTB normal y con experiencia se podrá descender. Con mi e-bike de 50 kgr y mi escasa pericia, mejor por asfalto. De todas maneras no estaba seguro de poder circular por la arena y no es plan empujar la bici para hacer los últimos kilómetros.

Siguiendo la ruta que corre paralela al mar llego a Fisterra.

Mientras pedaleo me planteo si ir al Hostal Finistellae, registrarme, dejar las alforjas y después ir hasta el faro o si seguir tal como voy hasta el final. La duda es razonable. La batería marca 3 rayas, de aquí al faro hay poco más de 3 kilómetros, pero todo lo que he leído dice que son durillos. Cuando llego al desvío del hostal estoy ya en la carretera del Faro.... decido seguir. Es la decisión correcta. Hay que llegar al final del Camino con toda la carga que llevo arrastrando desde hace más de 500 km. El plantearse facilitar el último tramo me parece estar haciendo trampa.

Los 3 km que separan Fisterra del Faro son cuesta arriba. No muy empinados, pero sin tregua. Se me hacen eternos. Mucho calor, muchos peregrinos a pie, algún coche... parece que no avanzo. Me paro en la escultura del peregrino.
 

Un poco de agua y a seguir... en este último kilómetro voy recordando detalles del Camino realizado que van surgiendo en mi mente... Salamanca, Astorga, Ponferrada, la subida a la Cruz de Ferro, el O Cebreiro, la caída, las cuestas de Portomarín, Santiago... repaso mentalmente la gente que he conocido en este Camino... y en la última recta tengo la sensación de que he llegado a mi Itaca... 

Debo tener una cara y una pinta de sufrimiento total porque entrando ya en el faro un guardacoches se pone a aplaudirme y a decirme "bravo"... sonrío y le digo "gracias pero nunca mais"... Por fin... he llegado.

Me encuentro a Luis, es bicigrino que conocí hace unas horas en Corcubión. Hacemos las fotos de rigor. 



Habla por teléfono y me dice que se va, que ni parará a comer en Fisterra. Tiene que volver a Soria. Lástima, habíamos quedado para comer juntos. Nos despedimos, recuerdos para su hermana que había sido alumna mía en un curso de emergencias que impartí hace años en Soria (qué pequeño es el mundo)... buen camino de vuelta.

Sello, compras de rigor (imanes y pins) y con 1 raya de batería enfilo hacia el Hostal Finistellae. No parece el mismo camino... todo cuesta abajo. Tengo una sonrisa de oreja a oreja, como un niño con zapatos nuevos... lo he logrado... de Salamanca a Fisterra, en solitario, con 55 años, todo el handicap de salud y las complicadas circunstancias que estoy viviendo... BIEN. Voy saludando a todos los peregrinos que están subiendo... Buen Camino... Ya llegáis... Falta poco... ánimo... 

Veo el letrero del hostal y me desvío. A 20 metros lo encuentro

El albergue del mismo nombre, llevado por los mismos que el hostal, está en la misma calle a unos 100 m. Dejo la bici arriba (candada pero con las alforjas puestas, ya no me importa que me quiten nada...) y voy andando hasta el albergue. Me registro, me dan la clave de acceso al hostal y la llave y me indican como hacer para preparar bici y alforjas para SEUR. Extremadamente amables y atentos. Más adelante me lo volverían a demostrar. 

El hostal está muy bien. No hay servicio de desayunos (hay que ir al albergue). La habitación amplia y cómoda. Muy recomendable. Meto la bici en el interior, en un cuarto cerrado. Ducha, cambio de ropa y a comer. Son las 13.00 h. y quiero dejar todo preparado excepto la bici para subir esta noche a ver la puesta de sol en el faro. Hay que cumplir con todos los rituales.

Me informan en el albergue y me dan un plano de Fisterra con las zonas de restaurantes. Fisterra es bonita, puerto precioso y se está convirtiendo en una zona dirigida al turismo (esta variante final del Camino está cogiendo fuerza).











Un poco de turismo y a comer. Estaba decidido... una en Santiago y otra aquí... y como esta noche no va a poder ser... que sea ahora.



Esto, más una de albariño, agua, café con hielo y chupito de orujo... 48 €. A pesar de lo que me ha comentado un bicigrino mallorquín a través de uno de los foros... no hay color. Los precios aquí son la mitad de los precios de Mallorca... claro está que Mallorca lo compensa con muchas otras cosas... no dejen de visitarla... merece la pena (a ver si los de Foment me pagan algo...)

Vuelvo tranquilamente al Hostal. Siesta corta, preparo el equipaje definitivo, separando lo que me llevaré en la mochila conmigo hasta Palma y lo que quedará en las alforjas que irán con la bici. Ahora a por la Fisterrana. 

Todo está cerca, Llego fácil a la Oficina del Albergue de Fisterra. Una chica muy amable me atiende y cuando ya la tengo...sorpresa... llega Hugo, el mejicano que iba con la bici y el carrito desde París. Está ya con su familia. Agradable reencuentro. Foto de rigor.

Me paro en un bar a pedir unas latas de cola y un bocata de tortilla para cenar en el faro. Vuelvo al hostal paseando y disfrutando de la tranquilidad del puerto. La puesta de sol es un poco antes de las 22.00 h., pero hay que cumplir previamente con los rituales. Salgo sobre las 20.00. 

Bici sin alforjas, solo con la bolsa del manillar, batería cargada a tope... una gozada. La e-bici sube como una moto. Aprovecho la seguridad de que sé que no tendré ningún problema de batería y pruebo subidas con distintos niveles de asistencia. El mejor, el nivel II. Te sube sin esfuerzo prácticamente. Hago los 3 kilómetros en un suspiro. Ato y cando adecuadamente la bici en el faro y bajo hasta la punta del cabo. 


Hay un montón de gente. Ya han encendido un fuego y hacia allá que me voy. 


Y en este fuego purificador deposito mis prendas. Dos talismanes que me han acompañado en los últimos años de mi vida y que simbolizan todo lo que quiero dejar atrás. Tardan muy poco en quemarse completamente. Me siento mejor. He venido hasta aquí para esto. Comparto el momento con dos peregrinas... Anne, una joven irlandesa y Elena, una madrileña en simbiosis con Gaia, con una fuerte motivación para estar aquí y que nos hace llorar con su música. Con su consentimiento aquí está

Compartimos vino y algunas palabras. Todo lo demás sobraba. 



Poco a poco el sol va bajando sobre el horizonte. Anne y yo nos apartamos un poco buscando un buen lugar para ver la puesta de sol. Aprovechamos para compartir lo que llevábamos para cenar y hablar un rato. Psicóloga clínica en paro, que lleva 3 meses recorriendo Europa a pié, sola, intentando averiguar si quiere volver con su novio o no... cada persona tiene su historia... esto es el Camino.

El silencio se hace palpable cuando el Sol se acerca al horizonte. Son unos minutos mágicos en uno de los mejores escenarios posibles. El clima ha acompañado. Todo perfecto.




Mañana es viernes, 13 y luna llena. Bajo con las luces de la e-bike encendidas por primera vez en este Camino. La luna ilumina la carretera llena de peregrinos (o turistas). Bajo despacio, sin prisas, son los últimos metros sobre la e-bici.


El cuenta kilómetros de la E-bike marca:
  • Distancia recorrida: 37.8 km.
  • Tiempo en movimiento: 2 h. 52'. 
  • Velocidad Media: 13.1 km/h.
  • Batería de la e-bike: marca 3 rayas al inicio de Fisterra y 1 al llegar al faro. Me reafirmo en la dureza de los tramos de Camino en Galicia. El sube-baja constante agota la batería en pocos kilómetros.

Llego al Hostal y guardo la bici. Ya no volveré a usarla hasta Mallorca. Aquí acaba mi Camino de Santiago 2014. Me voy a celebrarlo.

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