Empezamos la singladura.... buscando nuestra personal ITACA... esperando un Camino lleno de aventuras, lleno de conocimientos.... Algun@s mariner@s me han acompañado en anteriores e inolvidables travesías... pero esta vez navegaré en solitario... experimentado lo que significa el viaje hacia ITACA ...

jueves, 7 de agosto de 2014

ETAPA 6: HERRERÍAS - SAMOS

Día 06/06/2014. Viernes.

Hoy es el gran día. La prueba de fuego para mí y para la e-bike... hoy toca subir el temido O´Cebreiro. Recuerdo la misma etapa en el Camino del 2010, cuando decidimos seguir el Camino original de los peregrinos a pie y nos encontramos un paisaje maravilloso y multitud de tramos imposibles de hacer pedaleando, al menos para nosotros. Nos tocó empujar mucho, mucho, mucho.

Esta vez lo tengo claro desde antes de empezar. En el desvío de La Faba, subo por la carretera hasta O´Cebreiro.

Sé que tendré que bajarme de la bici y empujar, pero lo tengo asumido y estoy mentalmente preparado. El "empujing" por asfalto es más llevadero, y mucho más si lo que empujas son 50 kg. En fin, con estos pensamientos empiezo el día que marcará un antes y un después (luego veréis por qué) en mi vida. Las rutinas de rigor, desayuno lo de siempre (no quiero estar más pesado de lo habitual), preparo la bici... batería 4 rayas... y empiezo a pedalear. Nivel 1 de asistencia y hacia arriba.

El día amenaza lluvia, esta nublado y hace fresco. No me puedo quejar, temperatura ideal para el cansado ascenso... mientras no llueva. 

Antes de La Faba ya pongo pie a tierra. Uff... es pura logística. Después del O´Cebreiro viene la subida al Monte Do Poyo... prefiero empujar ahora y ahorrar batería que no después tener la obligación de hacerlo sin otra opción. Estoy fresco y descansado... a empujar.

Son pocos metros, y así, pedaleando y empujando llego al desvío de La Faba... tiro por la carretera. Todo hacia arriba, algunos tramos suaves y otros de "molinillo" hasta que te dices que no vale la pena ir en bici a 4 km/hora. Te bajas y empujas. Se está levantando un viento terrible, racheado. Mi amigo Murphy ha decidido que sea viento de cara, en contra... como no. Voy haciendo pausas para hidratarme y descansar un poco. Son solo casi 10 km. desde Herrerías a O´Cebreiro... pero se me hacen eternos. A partir de La Laguna la carretera se suaviza un poco... solo un poco... alguna rampa infernal pero más corta que antes... y así, tras casi 2 horas de subida... por fín...





El día ha mejorado, no lloverá por ahora. Estoy realmente cansado. La batería de la e-bike marca 3 rayas. Hasta el Monte do Poyo hay más de 7 km. No sé si aguantará. Me tomo un café y descanso media horita. Son las 11 de la mañana. Hay  peregrinos a miles, autocares, coches, algunas "descuideras" (ojo con las carteras) y una patrulla de la Guardia Civil... Bienvenido a Galicia.

Qué gran ventaja es conocer el Camino. Salgo de Cebreiro sin dificultad, enfilando el ascenso por el sendero de tierra que desemboca en pistas forestales, el primer descenso en muchos kilómetros. 



Intento ahorrar batería al máximo. El viento racheado es muy fuerte. La subida al Alto de San Roque se hace muy complicada. Ahora entiendo la escultura del peregrino luchando contra el viento.



La Batería sigue en 3 rayas. Recuerdo la terrible cuesta hasta llegar al Alto do Poio. Decido ir por carretera. Gran error. Me ayudo en la decisión un bicigrino italiano, con su tercer Camino a cuestas, que tenía una pinta de profesional total, con unos gemelos más gruesos que mis muslos y un equipamiento impresionante. Él lo tenía muy claro... también recordaba las subidas y con este viento .... por carretera.

Y allí que fuimos... en un par de minutos el italiano desapareció de mi vista... iba como una moto. Yo, poc a poc, que decimos en Mallorca. Voy ascendiendo y de repente una bajada recta, de más de 500 metros. No lo dudo, me dejo y en pocos segundos alcanzo la velocidad de 51 km/h. Es lo último que miré del cuentakilómetros antes de que una racha de viento me desequilibrase. El manillar empezó a moverse de lado a lado y me fue totalmente imposible hacerme con la bici. Recuerdo que grité Noooo antes de caerme al suelo. En el último instante, supongo que por instinto, me incliné bruscamente hacia el lado de la cuneta, para no arrastrarme por el asfalto.

Era mi primer accidente en bicicleta. He tenido muchas caídas a paso de tortuga, fruto de la pérdida de equilibrio por un mal firme, pero nunca había sufrido un accidente de este tipo (y espero no repetir). 

Recuerdo una voltereta y la caída de espaldas contra el suelo, golpearme la cabeza y oir un "crack". Después sensación de desmayo y pérdida de conciencia. Quiero advertir que uno es profesional de las emergencias. Desde 1998 me dedico a recoger accidentados en la carretera (entre otras cosas, claro) en una UVI móvil del 061 de Baleares, o sea, que de esto tengo experiencia. Contado ahora es fácil, pero en el momento fue para mí terriblemente angustioso. Estuve inconsciente breves segundos (creo que fue lo que se llama una reacción vagal por el dolor más que por el golpe en la cabeza), y cuando tuve consciencia de lo que me había pasado y de dónde estaba fue cuando me asusté. Permanecí quieto en el suelo, sin moverme, y empecé a evaluar mi estado. Pies, tobillos, piernas, caderas, manos, codos, hombros.... nada roto aparentemente. Exploro el cuello... ningún dolor. Intento levantarme muy despacio... sin problemas. Me pongo de pié. ESTOY VIVO. 

Yo nunca he sido muy creyente, pero en esta ocasión tengo que reconocer que si no me maté o no tuve NINGUNA lesión fue de milagro. No sé si Santiago o un Ángel del Camino o qué se yo, pero he recogido ciclistas en estado irreversible con accidentes mucho menos graves que el mio. Gracias a quién corresponda...

Me duele todo, pero poco... ahora toca evaluar los daños materiales. Os pongo una foto de la e-bike tras recogerla del suelo y medio colocarla.

Casco roto (impacto de una piedra), que cada uno saque sus conclusiones. Manillar totalmente torcido y girado respecto a la rueda. Soporte del teléfono y GPS destruido. Soporte de la bolsa del manillar partido. Arañazos laterales en el cuadro (me dijo Germán de BEM, que si hubiera sido un cuadro de carbono o aluminio probablemente se habría partido), un soporte del transportin partido y los anclajes de la alforja y la alforja derecha también rotos. La cadena se había salido pero estaba intacta. Resto de la bici parece que está bien. La prueba de fuego... supongo que con el giro de 360º que ha dado el manillar habrá partido los cables del motor en algún punto o se habrán roto las celdas de la batería (que sigue milagrosamente en su sitio). Enciendo la pantalla y pruebo el motor... funciona perfectamente. Hace un pequeño ruido raro que desaparece a los pocos segundos.


En la foto se puede ver el Camino de peregrinos a pie. Durante todo este tiempo no pasó nadie, ni por la carretera ni por el Camino... increíble.



A 100 m. hay un grupo de casas y un ensanchamiento de la carretera. Recojo todo y empujo hasta allí. Voy a ver si puedo continuar o tengo que llamar al seguro que vengan a recogerme. Poco a poco voy reparando todos los desperfectos. Primero la cadena... sin problemas. Luego la bolsa del manillar con una brida. El casco no tiene arreglo, pero tampoco está partido. Compraré otro en la primera tienda que encuentre. El soporte del transportín no tiene cura, pero lo soluciono con un cordino y cinta americana. Con la llave Allen aflojo el manillar, lo enderezo y lo sujeto convenientemente. El soporte del móvil no tiene solución. Se acabó el GPS (en el Camino Francés no es en absoluto necesario). Coloco las alforjas y refuerzo el enganche con gomas elásticas de quita y pon. Repaso los cables, pruebo la pantalla LCD, PAS, reajusto frenos... los cambios funcionan perfectamente.... no me lo puedo creer... Murphy debe haberse perdido en el accidente... puedo continuar... incluso mi flamante chubasquero italiano nuevo solo tiene una mancha de hierba, ni siquiera un pequeño roto... ¿es o no es un milagro?



Por cierto, en este periodo de tiempo una señora me echo de la puerta de su casa y se pararon dos peregrinos y un bicigrino a ayudarme en las reparaciones... muchas gracias a los últimos... a la señora que le den.



Pues nada, a continuar... sin tenerlas todas conmigo empiezo a pedalear hacia el Alto do Poio...me doy cuenta de que el cuentakilómetros no marca nada... es un bajo precio a pagar por todo el incidente. Cada vez un poco mejor llego al Alto do Poio, con un viento que se llevaba las sillas de las terrazas. No paro, solo para la foto.



Por fin bajada... la batería sigue marcando 3 rayas... no sé si funciona bien o no... pero ya poco la necesitaré. Hasta Samos hay subidas, pero pocas.






Caminos típicos gallegos, que parecen sacados de los libros de cuentos, paisajes maravillosos hacen olvidar todas las penalidades.






O casi todas, algunos tramos con piedra suelta o enfangados, que te obliga a bajarte de la bici y sujetarla con fuerza mientras vas descendiendo (no sé que prefiero, si "empujing" o "sujeting"). Muchos peregrinos a pie. Un grupo de ciclistas en MTB que pasan a mi lado sin saludar, bajando como locos... solo les faltaba decirnos..."apartaros que molestáis"... y dos bicigrinas italianas, con las que compartí un largo trozo de Camino y que se quejaban tanto como yo del estado de algunos trozos de pista que nos obligaba a ir a pie. Nos volveríamos a encontrar.



Y así, tras desviarme en Tricastela por la variante de Samos (ni de lejos me apetecía subir por la variante de San Xil), llego a un recodo con estas vistas. 




Preciosa imagen del Monasterio de Samos, y que me indica que estoy a menos de 2 kilómetros de mi destino final (todos cuesta abajo).


Justo enfrente del Monasterio está el albergue Domus Itineris, donde me alojaré esta noche. El albergue es relativamente nuevo, tiene garaje para bicicletas, punto de carga de baterías y tiene todo tipo de habitaciones, desde individuales (mi caso) hasta habitaciones con literas. Tiene servicio de lavadora y secadora (que usé) y no tiene cocina ni servicio de bar (solo una máquina expendedora de refrescos y chuches), pero en la esquina a 10 m. y enfrente tiene dos bares-restaurantes.



Me ducho y aprovecho para buscar lesiones. Tengo un par de heridas superficiales en las piernas que han sangrado un poco, un morado que empieza a salir en el hombro derecho y estoy dolorido... lo dicho... milagro.



Son poco más de las 4. Con todo el jaleo no he comido. Bajo al bar de la esquina (para no cruzar la calle) y me pido una caña y un pincho de tortilla. Ya estuve en Samos pero no visité el Monasterio. Aprovecharé que es pronto. La próxima visita empieza a las 18.00h. Paseo un poco por la localidad, hago unas fotos y a la hora me voy hasta el Monasterio. Visita guiada por uno de los pocos monjes que quedan... Tengo suerte y solo somos una italiana (muy antipática) y yo. Medio en italiano, medio en catalán el monje nos cuenta toda la historia y nos enseña el Monasterio. Si no lo remedian las autoridades, en pocos años tendrán que cerrar. No hay quién mantenga ese edificio con lo que cobran por las visitas. Aquí algunas fotos.















Empieza a molestarme el dolor de la mano derecha. No hay Urgencias de Primaria en Samos. Tengo que ir hasta Sarriá y si me tienen que hacer una radiografía hasta no sé dónde. Paso... me tomo un ibuprofeno y a ver mañana. Subo a la habitación y me planteo eliminar peso de las alforjas. Con la rotura de la bolsa del manillar tengo que aligerarla, y además, el bolsillo lateral de la alforja derecha está totalmente roto, por lo que no lo puedo usar.



Así me pongo a hacer una de las cosas que he leído en infinidad de blogs... quitarse de encima durante el Camino todo aquello que no vas a usar. Yo estoy casi a la mitad, y hay muchas cosas que no he usado. Otra lección aprendida, y mira que es mi segundo Camino y que ya tendría que tener experiencia, pero en el primero repartimos entre los dos muchas cosas... gadgets, herramientas, etc.



Un culotte, 2 camisetas, unas chanclas, una toalla, cargadores de reserva, baterías extra, ropa interior, vaso, cubiertos, un cortavientos, una guía, linterna, y alguna cosa más. Lo meto en una bolsa y mañana lo llevaré a correos para enviarlo. Mañana es sábado, espero que la oficina de Samos esté abierta.



Bajo a cenar. El bar está lleno. Menú del peregrino. Una mujer de unos 50 años me pide permiso para compartir mesa. Encantado. Es holandesa, solo habla holandés e inglés y viene desde Holanda en bici con su marido, que es un "soso" y no quiere salir por la noche. Entra un grupo de gaiteros que nos "deleitan" con 10 minutos de música celta (a mi me encanta). Después podemos retomar la conversación, cenar y beber unas cañas. Nos contamos de forma simple y rudimentaria (mi maldito inglés) algunas historias. Café, orujo de la tierra y a dormir. Ha sido un día duro... podía haber muerto.



Hoy el cuentakilómetros no marca nada... está roto.

La batería llegó a Samos con 1 raya, pero llegó tras subir el O´Cebreiro y el Alto do Poio, eso sí, con mucho "empujing". 

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